viernes, 8 de enero de 2010

Lanzan libro sobre la toponimia quechua en la Segunda Región


  •  Los incas nos heredaron palabras que hoy señalan muchos lugares geográficos del norte de Chile. De esta forma, este pueblo tratada de consolidar su presencia en los territorios ocupados.



La necesidad de los pueblos originarios de nombrar los puntos geográficos que rodean sus hábitat es antigua, y proviene desde los tiempos en que el ser humano aún era un nómade libre que vagaba con sus tribus por la tierra en busca de sustento. A lo anterior, es decir, el poner nombre a cerros, ojos de agua, quebradas, ríos, o simplemente a una roca sobre saliente, se le denomina toponimia.

Crear un diccionario que resuma los principales nombres quechuas que los incas dieron al mundo físico que encontraban en sus rutas de conquista hacia el norte de Perú, sur de Chile y noreste de Argentina, fue el objetivo del libro “Toponimia Quechua” del académico del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad de Antofagasta, Roberto Lehnert Santander.
El investigador explica que muchos lugares  en la Segunda Región están vinculados a la lengua quechua, aunque en la provincia del Loa y en San Pedro de Atacama se comparta espacios con el cunsa. “En Antofagasta, Tocopilla y Taltal, en la pampa salitrera y a lo largo del río Loa el quechua esta presente en los nombres, lo cual refleja una clara intención por parte de los incas de ir apropiándose de esta manera de los territorios”, explicó.

Lugares Cercanos
De esta forma, podemos destacar algunas palabras usadas diariamente, relacionadas con puntos geográficos,  por los habitantes del norte y que tienen su origen en esa lengua. Por ejemplo Angamos, Apacheta, Aramayo, Caspana, Catamarca, Chacana, Chala, Chuño, Chuquicamata, Guaman, Guatacondo, Michilla, Pampa, Parinas, Quillagua, Tocopilla.
Todas estas palabras tienen un significado en la lengua quechua y para su recopilación, el investigador de la Universidad de Antofagasta tuvo que revisar antiguas cartas geográficas, mapas, comparar textos de historiadores, intercambiar informaciones con otros investigadores, y por supuesto, conversaciones y consultas a especialistas en otras áreas.

Agradecimientos
En este contexto, Roberto Lehnert destaca el significativo aporte de los académicos del Departamento de Ingeniería en Geomensura de la UA, Luis Araya, Hernán Titichoca y del profesional James Domínguez,  así como a Juan Siares, atacameño y gran conocedor de licana y constante colaborador en su trabajo, así como el constante apoyo de Fundación Minera Escondida, entre otros.
“Es importante que sigamos rescatando el patrimonio lingüístico de nuestra región, ya sea cunsa, quechua u otro, pues es de carácter único. Se debe denunciar que en el último tiempo han aparecido topónimios en la cartografía oficial que no se vinculan con la realidad del desierto, como por ejemplo, llamar a un salar Gorbea, o confundir el nombre indígena simpa, que significa puente colgante, por Simbad”, puntualizó el académico de la UA.
Este diccionario se suma a otros textos creados por este académico, y que apuntan a rescatar, poner en valor y proyectar las lenguas originarias de nuestra zona. Se destaca entre estos trabajos las publicaciones “Licana”, textos de estudio orientados a estudiantes atacameños y en donde se les enseñan aspectos de su lengua, el cunsa.

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